sábado, 10 de noviembre de 2012
TURISMO CHINO
China evoca un conjunto de imágenes relacionadas con su historia, tradición y tesoros de su antigua civilización. No obstante ya sea su idea de aventura el explorar el pasado, hacer excursionismo por sus montañas, pasearse en un lento barco a lo largo de un largo río o catar platos basados en 5000 años de tradición culinaria, el legendario “Reino del Centro” puede convertir en un moderno Marco Polo a cualquiera.
La Gran Muralla está compuesta por una serie de fortificaciones de piedra y tierra, construidas y reconstruidas entre los siglos IV aC y el XVI dC para proteger las fronteras del norte del Imperio chino, de los pueblos nómadas de la estepa norte. El último informe estima la longitud de la Gran Muralla de la Dinastía Ming en 8852 km.
La Ciudad Prohibida (Palacio Imperial o Museo del Palacio), Patrimonio de la Humanidad desde 1987, irradia un sentimiento de grandeza y opulencia, un aura de pompa y majestuosidad que se ha prolongado a lo largo del tiempo. Esta ciudad secreta fue cerrada al mundo durante 500 años, aunque hoy sus 720.000 metros cuadrados de patios, pabellones, grandes salones jardines, y sus cerca de 10.000 habitaciones permanecen abiertos al público y se han convertido en uno de los sitios históricos más conocidos a nivel mundial.
Las montañas karst en Yangshuo, Guilin.
Estampadas en los billetes de 20 yuanes chinos, para muchos las llamativas columnas de montañas karst que se erigen desde las llanuras que rodean Guilin en Guangxi, forman la quintaesencia del paisaje chino. Un crucero por el pintoresco río Li desde Guilin hasta el muelle de Yangshuo es considerado un deber ineludible por muchos turistas. Las vistas son espectaculares.
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